jueves, 29 de agosto de 2019

Los incendios forestales y sus consecuencias

Sabemos que, sobre todo en verano, aumenta de manera considerable el riesgo de que un incendio forestal afecta a los montes, a los bosques y a los parques naturales protegidos, causando estragos tanto medioambientales como en la esfera social. Porque un incendio es, sobre todo para las personas que habitan en las zonas rurales, un trauma, sobre todo si se ven obligadas a ser evacuadas y a aguardar con ansiedad e inquietud a que el fuego asole o no su hogar.

Los incendios forestales, sin embargo, han aumentado en los últimos años tanto en potencia como en rango temporal de acción por culpa de los efectos del cambio climático. Ahora no solo es cada vez más probable que los incendios ocurran en temporadas atípicas, como en primavera, otoño y tal vez incluso en invierno, sino que además se están transformando en auténticas tormentas de fuego que lo devoran todo a su paso y que incluso escapan al control humano. Lo hemos visto con los últimos ejemplos.


Esta realidad es dura para las personas afectadas que se pueden quedar sin viviendas. Por mucho que el estado los retribuya para volver a empezar o que incluso puedan utilizar minicréditos online de WannaCash.es para restaurar sus casas o sus campos, el trauma está ahí y es difícil superarlo y adaptarse a la nueva situación. Ninguna persona quiere verse desposeída de repente de todo lo que tiene, y eso incluye el paisaje que están acostumbrados a presenciar y los animales que tienen a su cargo, quizá las primeras víctimas, junto a los árboles, de estas terribles catástrofes.

Pero debemos ir siempre a la raíz de los problemas, y nunca mejor dicho. ¿Cuál es el origen de estos incendios devastadores? Principalmente el cambio de paradigma industrial. Muchas zonas antes puramente agrícolas han dado paso a un modelo mucho más turístico, como es el caso de Canarias, y además las nuevas tecnologías han convertido la ganadería tradicional en algo obsoleto. El resultado es que la maleza se acumula en zonas antes pastoreadas, aumentando así el riesgo de incendio. En definitiva, hay que limpiar bien los montes.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Deuda buena y deuda mala: ¿Existe realmente una deuda positiva?

En general, al poner el tema de las deudas sobre la mesa a muy pocos participantes de una conversación se le ocurrirá decir algo positivo respecto al tema; el grueso de las personas se limita a visualizar el hecho de la deuda centrándose en el factor de compromiso al capital propio con un tercero. Sin embargo, economistas y asesores financieros nos han puesto también sobre la mesa el concepto de la “deuda positiva”, concepto que hace a más de una persona arquear una ceja.

Pero es que en efecto, una deuda económica se adquiere siempre a cambio de algo; pagos, servicios, créditos de todas las naturalezas son los que hacen aparecer las deudas, y es justamente este factor de aparición lo que delimita de manera clara las principales diferencias entre deudas malas y buenas.  


El consenso acordado por distintos estudiosos del tema es definir a la deuda buena como la que apareció por un concepto capaz de multiplicar el patrimonio del endeudado, mientras la deuda mala será aquella que aporte nada (o vaya en contra) al crecimiento financiero que del mismo. Dicho de otro modo, todas aquellas deudas que si bien al momento de ser adquiridas representan un fuerte compromiso para el endeudado, la correcta inversión o el beneficio que reportó el bien o servicio adquirido con esta deuda ha retribuido su valor y lo ha multiplicado será concebida como una deuda buena.

¿Qué tener en consideración para diferenciarlas?
Al momento de sopesar el adquirir o no una deuda tenemos que tener en consideración el factor necesidad en contra del placer o satisfacción que dicho bien proporcionará. No es lo mismo adquirir una fuerte deuda para la adquisición de un horno profesional que multiplicará la producción de tu negocio de venta de galletas, que adquirir una enorme deuda para celebrar una enorme fiesta de cumpleaños; un ejemplo algo extremo pero bastante ilustrativo de una diferencia clave entre estos tipos de deuda es justamente el beneficio a futuro que representan.

Es altamente recomendado que antes de adquirir una deuda grande se proceda a estudiar los posibles beneficios de la misma; investigar sobre la marca o el prestador del servicio a ser adquirido es altamente recomendado, de manera que pueda hacer su inversión en  un servicio de calidad o un trabajador eficiente. La seguridad al momento de invertir es también un garante de que la deuda se convierta en una positiva con el potencial de devolverle al cliente su dinero en menor tiempo.

Procurar limitar en lo posible la cantidad de entidades a las que se les debe al mismo tiempo. Distintas entidades tendrán distintas políticas, plazos y tasas de intereses lo cual puede resultar mortal para el presupuesto personal. A veces es preferible recurrir a créditos rápidos para saldar una cantidad de deudas a la vez que se adquiere una única cuota con una sola entidad.